La crema solar

Una de las cosas que más me gustan del mar Mediterráneo es que, como es más tranquilo y caliente que el Cantábrico, me resulta más fácil ver pececillos y otros seres inmóviles igualmente fascinantes. Estaba un día con el snorkel flotando dentro de un banco de peces, y en ese momento glorioso recordé que mi crema solar es ecológica, y que no estaba intoxicando ese medio en el que estaba inmersa. Incluso fantaseé con la idea de que a los animalitos les supiera rico mi protector solar.
Por la tarde en casa lo pensé mejor y me surgieron dudas: ¿Que mi crema esté fabricada con ingredientes de origen ecológico implica también que sea biodegradable, o que no genere un impacto en la fauna y flora marina? Busqué en la información del envase, en la web del fabricante, en la web de la entidad que otorga el certificado ecológico. No encontré nada específico para mi duda, muchas cosas no las supe entender. Escribí al fabricante para preguntar. Semanas después siguen sin contestarme. Esto de los productos ecológicos es turbio y frustrante, como encontrar un seguro que te cubra o un abogado del que te puedas fiar.
Dan ganas de mandarlo todo a la mierda.